El
descubrimiento de Chile
El descubrimiento de Chile es el período
histórico que se inició con la llegada de los españoles a tierras chilenas,
específicamente la expedición de Hernando de Magallanes en 1520,
luego continúa con la de Diego de Almagro en 1536, y concluye
con la llegada de Pedro de Valdivia en 1541, quien inicia el período
de la Conquista.
En su intento por llegar a las Indias, Hernando de
Magallanes, también conocido como Fernando de Magallanes, descubrió para
España las costas de la Patagonia y de la Tierra del Fuego, y
también navegó las aguas del estrecho que luego recibiría su
nombre: Magallanes.
En el invierno de 1520, los hombres bajo el mando de
Magallanes tomaron contacto con los tehuelches, que llamaron la atención
de los españoles por su elevada estatura, su vestimenta de piel
de guanaco y su apariencia desgreñada. Fueron considerados como
gigantes y bautizados como patagones, supuestamente a causa de las enormes
huellas que dejaban sus pies forrados en pieles de guanaco. La región que
habitaban fue nombrada Patagonia.
Almagro inició los preparativos de su expedición
a Chile con buenos auspicios. Le llegaron noticias de los incas de
que la región al sur del Cuzco estaba poblada de oro, por lo que juntó
fácilmente 500 españoles para la expedición, muchos de los cuales lo
habían acompañado al Perú. Iban también en la expedición unos
100 esclavos negros y unos 1500 peruanos yanaconas para el
transporte de las armas, ropas, víveres.
Las noticias que les llegaban de Chile eran absolutamente
falsas, pues los incas planeaban una rebelión contra sus dominadores y deseaban
que aquel grupo tan numeroso de españoles se alejara de Perú, sabiendo que al
sur solo encontrarian indígenas hostiles. Para convencerlos, Almagro le pidió
al Inca (rey del imperio) que les preparara el camino junto a tres soldados
españoles, el Inca les entregó el más alto jefe religioso del imperio llamado
Manco, el Villac-Umu, también a su propio hermano llamado Pablo Inga, y su
propia compañía.
Encomendó a Juan de Saavedra que se adelantase
con una columna de 100 soldados para que, a la distancia de unas
130 leguas, fundase un pueblo y lo esperase con los alimentos
e indios de relevo que pudiera reunir en aquellas comarcas.
Almagro salió del Cuzco el 3 de
julio de 1535 con 50 hombres y se detuvo
en Moina hasta el 20 de ese mes, detenido por el inesperado arresto
del Inca Manco Cápac II (jefe religioso del imperio) por Juan Pizarro,
acción que le dio problemas. La columna llegó a Copayapu (Valle del Copiapó)
con 240 españoles, 1500 yanaconas, 150 negros y 112 caballos, entre los negros
venía una mujer leal a Almagro llamada Malgarida. Quedaron para pasto de los
cóndores 10 españoles, 170 caballos y cientos de indios auxiliares.
Después de la natural recuperación de energías, se dio la
orden de reiniciar la marcha hacia el valle de Copiapó, sin embargo le
desertaron una multitud de yanaconas que dejaron prácticamente sin sirvientes a
los españoles. Almagro endureció la mano e hizo quemar a varios indios
culpables de haber matado españoles
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